jueves, 19 de enero de 2012

Nikola Tesla (1856 - 1943) Parte 2







Parte 2: La luz

Lámpara de pastilla de carbono - luz de alta frecuencia
El punto fuerte de sus demostraciones en este campo es la lámpara de pastilla de carbono, presentada en 1891. Está formada por un tubo al vacío (pero que contiene algunos iones en estado gaseoso) de 15 cm. Acabada por un pequeño globo de cristal dotado de una pieza minúscula de material sólido, montada en el extremo de un hilo de conexión única con la fuente de alta frecuencia.

 

La pastilla central del material propulsa electrostáticamente las moléculas del gas que la rodea hacia el globo de cristal, luego las atrae de la misma manera, al ritmo de la fuente de alta frecuencia. Al golpear la pastilla a su regreso, las moléculas la calientan hasta la incandescencia, en un proceso que se repite millones de veces por segundo. El calor de la pastilla incandescente se transfiere a las moléculas de la pequeña cantidad de gas del tubo, y así se produce la luz.

Esta bombilla es muy barata, y con el mismo gasto energético, es 20 veces más brillante que la bombilla de Edison, la que utilizamos en la actualidad. El único problema es que se necesita una fuente de corriente de alta frecuencia, lo que desgraciadamente no es compatible con los 50 Hz tradicionales.

 

El tubo de neón se inspira en los descubrimientos de Tesla, pero su rendimiento no es tan interesante.
 


Microscopio electrónico

La lámpara con pastilla de carbono también contiene el concepto del microscopio electrónico. Se generan partículas que son enviadas en línea recta a partir de un minúsculo punto de actividad sobre la pastilla, mantenida a un potencial elevado. Con la corriente continua sólo se consigue expulsar las partículas. En la superficie del globo, las partículas reproducen con una imagen fosforescente el dibujo del punto microscópico desde el que son emitidas.

Inspirándose en esta constatación hecha por Tesla, los científicos descubren en 1939 la posibilidad de utilizar un microscopio no ya con luz, sino que gracias a un flujo de electrones da una resolución mucho más grande.

 

La descripción de Tesla del efecto obtenido con su lámpara de pastilla de carbono se encuentra casi sin cambios en los términos para describir al microscopio electrónico.
 


Acelerador de partículas

La lámpara de partículas contiene también ciertos aspectos de los aceleradores de partículas. En efecto, la expulsión de partículas de alta velocidad en los aceleradores lineales se encuentra en la lámpara.

 

Además, el fenómeno de resonancia (ver parte mecánica) interviene en los aceleradores de tipo ciclotrón.
 

 


Parte 3: La mecánica


Invención de un avión de despegue y aterrizaje vertical

Fue en 1928, a sus 72 años, cuando Tesla construyó un modelo de avión de despegue y aterrizaje vertical. El modelo de Tesla es un primer paso innegable en la búsqueda en este terreno. Es notable que hubiera tenido esa idea en una época en la que la aviación estaba en mantillas. Los planos de Tesla han sido posteriormente utilizados en las investigaciones americanas para el desarrollo de sus aviones. En 1980 todavía impactaba la posibilidad de construir aviones con esta especificidad.


el avión de despegue vertical

 

Las oscilaciones mecánicas y las vibraciones armónicas: la resonancia

En 1898 prueba un oscilador minúsculo que acopla a un pilar de hierro fundido que atraviesa un inmueble. Se produce una vibración en todo el inmueble y el pánico de todos los inquilinos que creen que se trata de un terremoto.

 

Tesla acaba de demostrar el efecto de la resonancia:

"esta viga no hubiera podido ser destruida con mazas, ni incluso con palancas: ha bastado una ráfaga de pequeños golpes que, por separado, no hubieran podido lastimar ni a una mosca".

Es posible que un alfeñique impulse a una persona corpulenta en un balancín, si le empuja siempre en el momento preciso para permitir una amplificación del movimiento.

Este fenómeno también tiene aplicaciones en electricidad.
 

 

 
Parte 4: La energía libre

Introducción

Fue en el transcurso de la conferencia del 20 de mayo de 1891 en el Instituto Americano de Ingenieros Eléctricos de Nueva York, que Testa habló por primera vez de energía libre.

 

He aquí lo que dijo:

"Dentro de algunas generaciones, nuestras máquinas serán propulsadas por esta energía disponible en cualquier parte del universo (…) En el espacio existe una forma de energía ¿Es estática o cinética? Si es estática, todas nuestras investigaciones habrán sido en vano. Si es cinética – y sabemos que lo es – es tan sólo cuestión de tiempo, y la humanidad pondrá en armonía sus técnicas energéticas con los grandes engranajes de la naturaleza".

El 30 setiembre de 1894 Tesla publica un artículo en el que expone su teoría de la luz, la materia, el éter y el universo, y afirma que el 90% de la energía de las luces eléctricas es malgastado:

"espero vivir lo suficiente para ser capaz de colocar una máquina en el centro de esta habitación, y hacerla funcionar únicamente con la energía del entorno".

Noción de éter y de energía del campo del vacío
El concepto de éter fue introducido por Aristóteles para designar al quinto elemento. Este término englobaba en su origen a todos los objetos que se encontraban en el exterior de la atmósfera terrestre. Los físicos de la Edad Media postulaban que el éter es una sustancia que llena el espacio. Newton también se refirió al mismo.

 

Posteriormente, Maxwell pensaba que,

"no hay duda de que los espacios interplanetarios e interestelares no están vacíos, sino llenos de una sustancia que existe en grandes cantidades y es regular ".

Se realizaron experiencias para intentar demostrar la existencia del éter. Un experimento se hizo famoso. Si el éter existía, debían existir "vientos de éter" debidos a la rotación de la tierra, suponían los físicos de la época. Se enviaron dos señales: una contracorriente de los vientos del éter, y la otra en la misma dirección.

 

Los científicos esperaban una separación entre los tiempos empleados por las dos señales en recorrer una misma distancia. El experimento no reveló diferencia alguna. Debido a ello se produjo un rechazo del concepto de éter. Pero muchos científicos piensan todavía que el concepto de éter no es una ficción.

 

Por lo demás, he aquí la lista de científicos que postulan la existencia de este elemento, por nombrar sólo a los más conocidos:

  • Paul Dirac (Premio Nobel, 1933)
  • De Broglie (Premio Nobel,1929)
  • A. Michelson (Premio Nobel,1907)
  • A. Einstein (Premio Nobel,1921)
  • Sir Oliver Lodge
  • Muchos otros Premios Nobel

De este éter se puede sacar energía. El espacio presente entre los átomos no está vacío, sino lleno de energía. Su concentración es altamente elevada, del orden de los 5.000 Kwh. por cm3 según algunos cálculos. Es difícilmente perceptible, a menos de hacerlo actuar con campos electromagnéticos o con materia. Sería imposible no tener energía, ya que es omnipresente.

 

Como analogía, se puede citar este ejemplo: un hombre sentado en el fondo del mar, con una taza en la mano, se pregunta como puede llenar su taza de agua. En esta analogía, el agua hace el papel del éter, y el hombre en el fondo del mar, el de la Humanidad que vive en la Tierra. La omnipresencia de esta energía nos hace olvidar que existe y que es infinita.

Pero el concepto de éter tiende a borrarse del pensamiento de los grandes físicos de la época. A los 15 años, Albert Einstein (1879-1955) pensaba como muchos otros científicos, que existía sin duda un éter y que el espacio no estaba vacío. Más tarde abandonó esta idea, que continuó rechazando durante muchos años. Fue en ese momento cuando desarrolló la teoría relativista que se impuso entre los físicos. Se ignoró todo lo que Einstein dijo más tarde acerca del éter.

 

En 1934 retomó esta teoría diciendo que el espacio no podía estar vacío, que el espacio es un medio dinámico.
 


Las máquinas de energía libre


Tesla es pionero en este terreno. Fue el primero en inventar una máquina que extraía su energía de una fuente infinita e inagotable, la energía del punto cero, o más vulgarmente llamada la energía libre.

Tesla inventó una máquina que no solo es capaz de autoalimentarse, sino que saca la energía del aire que la rodea. Su aparato era una bobina de electroimanes, para la cual obtuvo una patente en 1894. La forma de su bobina permitía a un sistema de almacenaje de una enorme cantidad de energía, utilizando tan solo una parte ínfima de esta energía para su propio funcionamiento. Se la puede comparar a un vehículo que tuviese un enorme depósito de gasolina siempre lleno, y que consumiera sólo dos litros por cada cien kilómetros.

En nuestros días se han construido máquinas de energía libre y funcionan con el aire ambiente como único carburante. Bruce DePalma es el inventor más conocido en energía libre, con su máquina-N. En ella utiliza imanes muy potentes para hacer que la energía del espacio trabaje en la tierra, ya que considera que "el imán es una ventana a la energía libre del espacio".


la N-máquina de Bruce DePalma

 

También existe otra forma de energía libre: la energía radiante. Tesla intentó un aparato capaz de captar la energía directamente del sol. Este procedimiento no es muy ventajoso ya que su rendimiento no es demasiado alto.
 


Actualidades y puesta al día
Es muy raro ver en revistas artículos relativos al éter, y todavía menos a la energía libre, ya que un 95% de personas nunca han oído hablar de ello.

 

Pero en Sciences et Avenir de enero de 2002, en el dossier «Los herejes de la ciencia», Jean Pierre Vigier, considerado probablemente como el mayor físico francés vivo, defiende la idea de un éter material:

«Existe un éter material, físico, portador de ondas y partículas, exactamente igual como el mar es portador de un navío».

Luego continúa evocando sucintamente la idea de una energía infinita:

«Extraer energía del vacío para convertirla en fuente inagotable: viejo sueño o fantasía».

Se realizó un experimento para intentar hacer evidente la fuerza del vacío:

«Construyeron un columpio de 500 micrómetros cuadrados suspendido a algunos nanómetros del suelo. Luego se aproxima una esfera a menos de un micrómetro. Incluso sin que haya contacto, el columpio se inclina».

En física cuántica, el vacío no está realmente vacío, de hecho es la sede de fluctuaciones que crean partículas virtuales engendrando una fuerza de presión atractiva sobre las placas.
 


Las posibles consecuencias

Evidentemente, se pueden encontrar multitud de campos en los que el uso de una energía limpia e infinita sería muy benéfico. Se puede citar al automóvil, a la calefacción de las habitaciones y en general a la industria.

 

Sería muy beneficioso utilizarla en el terreno espacial.

«El genio inventor del hombre nos permitirá no sólo viajar por el universo a una velocidad inimaginable, en una trayectoria fija, sino que nos permitirá también, gracias a la energía que podrá obtenerse del espacio, tener autonomía y mantenernos durante largos períodos con un consumo mínimo de energía»

Estos aparatos de energía infinita podrían otorgar la independencia energética a la población. Se pueden imaginar construcciones privadas de aparatos, de medidas variables: desde el generador en el jardín, hasta la central con potencia suficiente para iluminar toda una ciudad. Algunos científicos piensan que es el camino a seguir para el futuro.

 

Otros, por el contrario, piensan que,

«el hecho de dar a la sociedad una energía abundante, barata e inofensiva, sería lo peor que podría ocurrir en el planeta, porque las personas podrían utilizarla con fines no necesariamente positivos».

Reflexionemos un poco en cuanto a los beneficios que pueden aportarnos una energía limpia e infinita: todos los bosques, lagos y océanos dejarían de estar amenazados de ser contaminados con residuos radioactivos, o por petróleo. El aire de las ciudades sería más puro, el ruido incesante de los coches se reduciría. Las industrias emitirían menos productos polucionantes al aire.

 

En resumen, se llegaría a aumentar la vitalidad de las personas, ya que respirarían aire puro, beberían agua descontaminada y se nutrirían con alimentos sanos.
  



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